viernes, 28 de septiembre de 2007

Lautreamont y el cisterna.

Conde de Lautreamont
Cantos de Maldoror (fragmento)

" Plegue al cielo que el lector, enardecido y momentáneamente feroz como lo que lee, halle sin desorientarse su abrupto y salvaje sendero por las desoladoras ciénagas de estas páginas sombrías y llenas de veneno.
(…)
Soñé que había éntrado en el cuerpo de un puerco, que no me era fácil salir, y que enlodaba mis cerdas en los pantanos más fangosos. ¿Era ello como una recompensa? Objeto de mis deseos: ¡no pertenecia más a la humanidad! Así interpretaba yo, experimentando una más que profunda alegría. Sin embargo, rebuscaba activamente qué acto de virtud habia realizado, para merecer de parte de la providencia este insigne favor. Más ¿quién conoce sus necesidades íntimas, o la causa de sus goces pestilenciales? La metamorfosis no parecio jamás a mis ojos, sino como la alta y magnífica repercusión de una felicidad perfecta que esperaba desde hacia largo tiempo. ¡Por fin habia llegado el dia en que yo me convirtiese en un puerco! Ensayaba mis dientes sobre la corteza de los árboles; mi hocico, lo contemplaba con delicia. No quedaba en mí la menor partícula de divinidad: supe elevar mi alma hasta la excesiva altura de esta voluptuosidad inefable.
(...)
Hay horas en la vida en que el hombre de melena piojosa lanza, con los ojos fijos, miradas salvajes a las membranas verdes del espacio, pues le parece oír delante de sí, el irónico huchear de un fantasma. El menea la cabeza y la baja; ha oído la voz de la conciencia. Entonces sale precipitadamente de la casa con la velocidad de un loco, toma la primera dirección que se ofrece a su estupor, y devora las planicies rugosas de la campiña. Pero el fantasma amarillo no lo pierde de vista y lo persigue con similar rapidez. A veces, en noches de tormenta, cuando legiones de pulpos alados, que de lejos parecen cuervos, se ciernen por encima de las nubes, dirigiéndose con firmes bogadas hacia las ciudades de los humanos, con la misión de prevenirles que deben cambiar de conducta, el guijarro de ojo sombrío ve pasar, uno tras otro, dos seres a la claridad de un relámpago, y, enjugando una furtiva lágrima de compasión que se desliza desde su párpado helado, exclama: Por cierto que lo merece; no es más que un acto de justicia.
Después de haber dicho esto, recobra su actitud huraña, y sigue observando, con un temblor nervioso, la caza de un hombre, y los grandes labios de la vagina de sombra, de donde se desprenden incesantemente, como un río, inmensos espermatozoides tenebrosos que toman impulso en el éter lúgubre, escondiendo en el vasto despliegue de sus alas de murciélago, la naturaleza entera, y las legiones de pulpos que se han vuelto taciturnos ante el aspecto de esas fulguraciones sordas e inexpresables.
"
Se preguntaran que hace el conde entre nosotros...
La respuesta es simple: La vida universitaria me ha enfrentado infinidad de veces a la clásica consigna "reunanse en grupos". Frente a la misma suelo desarrolar siempre la misma estrategia; me quedo pasivo en mi lugar esperando que alguien me invite, si eso no sucede suelo acercarme a preguntar a los grupos "descarte". No sé muy bien por que lo hago, pues en la inmensa mayoría de los casos me ha ido muy mal (por no decir pésimo). Hoy sucedió un hecho extraño. La consigna fue la misma de siempre pero con el agregado "...para comenzar a realizar el trabajo final". Sorpresa causó a mi ser que se acercara un compañero, me llamara por mi nombre y me invitara a participar con su grupo. Quizás por timido acepte no sin antes dudarlo un poco. Una vez enterado de la propuesta de trabajo comenzaron los diálogos de como enfocar el tema. comencé a sentirme cada segundo que pasaba más parecido a un oleo de Blanes, es decir pintadisimo. El grupo al cuál el destino me había acercado funcionaba a modo de tertulia literaria y filosófica.
Quizo el azar que días atrás, en uno de esas devoluciones que se producen con los desamores, haya recibido en mis manos un libro de filosofía y se me haya dado por leer un poco de su contenido (algunas cositas pude mechar en la conversa).
Proyectos varios surguieron de la charla. Puede llegar a ser una mezcla bastante interesante la de mis alpargatas de yute con estas personitas vestidas de negro (que me miraron de reojo al darle mi total visto bueno a freire).
Pido que si me ven por ahi filosofando y nuevamente perdido en oscuras reflexiones alguien tire de la cisterna.

21 de Agosto.

No hay comentarios: